─ ChangMin~ah…─
Aquello no era normal, el menor no solía observarlo tan fríamente, no le
gustaba para nada esa sensación. La sonrisa que RyeoWook llevaba en su rostro
desapareció de en ese momento. Sintió como es que el viento comenzó a soplar, sus cabellos
negros se alborotaron ¿Desde cuándo el tiempo era tan frío? El invierno se
acercaba y no le gustaba eso.
─Estoy harto RyeoWook─ Las palabras lo asustaron, el brillo
en su mirada no era como antes. ChangMin avanzó, dos de sus dedos se encargaron
de levantar el mentón del más delgado, de pronto, el silencio los envolvía, la
atención los rodeaba y no le gustaba, RyeoWook no quería eso, no podrían
abrazarse con su novio si todo el mundo los miraba.─…no sé qué pasa por tú cabeza
hyung, pero realmente estoy harto de intentar averiguarlo…─ Esa sonrisa lo aterraba, esa expresión
lo delataba, Shim ChangMin tramaba algo, nada bueno se avecinaba. Quería huir,
correr lejos, encerrarse en la sala de ensayos hasta que no sintiera como es
que aquellos ojos oscuros lo desnudaban.─ Se acabó.
Kim caminó, acercándose al cuerpo
alto, tomando la muñeca de aquel que avanzaba en dirección a su transporte, no
quería soltarlo, no quería que se fuera, no le gustaba estar solo.─… Minnie~ah…
─¿Acaso no escuchaste hyung? Se acabó ¡Se
acabó! ¿Es que no entiendes? ─ Los flash de las cámaras le indicaban que estaba en problemas,
tal vez graves. El silencio desapareció en el momento que la negra camioneta
comenzó a avanzar por el oscuro pavimento, sintió cómo es que EunHyuk posaba su
mano sobre su hombro, fue en ese momento que Kim RyeoWook supo que todo se
había acabado.
…
…
Tiraría la puerta si es que le menor no le abría, era muy capaz de cumplir con su amenaza, lo sabía. Golpeo con fuerza la madera de la entrada nuevamente, le importaba una mierda que los vecinos escuchasen aquello, ya no era secreto lo que sucedía entre ambos, no después de que el menor se encargara de gritarlo frente a los medios, si lo miraban como si fuese un loco no importaba, podían joderse en el infierno, se lo merecían por metiches. Su ceño se mantenía fruncido, esperando que el alto se dignara a abrir la puerta, queriendo aclarar todo lo que sucedía. Su disgusto era evidente. El sonido de los pasos próximos a la entrada se hizo más fuerte, más cercano, lo desconcentró de su alrededor, las maldiciones que pensaba acerca de los vecinos de Shim desaparecieron, lo sentía tan cerca y a la vez tan lejos. Sin saber exactamente como, apenas observó la manilla ser girada procedió a empujar la puerta con fuerza, ingresando casi de inmediato al departamento del contrario, completamente enojado con él.
Su respiración era agitada, odiaba el ejercicio,
aunque solo fuera arrancar de un bar o empujar ese estúpido objeto que, hasta
hace poco, lo separaba de su exnovio, su cuerpo mostraba signos de agotamiento
desde un comienzo, pese a que no estaba cansado. Las castañas orbes estaban
fijas en aquellos grandes ojos que lo observaban con algo de sorpresa, sus
puños cerrados, enterrando sus algo largas uñas en la palma de su mano mientras
buscaba los insultos adecuados para dedicarle al más joven. Quería gritarle lo
que sentía, explotar en su cara y demostrarle que no jugaba, que no era
divertido todo lo que sucedía y que estaba sumamente afectado por la situación.
Sus mejillas coloradas por la rabia y el alcohol que mantenía dentro de su
cuerpo, lo hacían lucir tierno, RyeoWook a veces odiaba eso, que aún en
momentos como este su cuerpo luciera adorable a la vista de los demás, no deseaba
quitarle la seriedad al asunto.
Caminó con lentitud, sus pasos lo acercaban cada
vez más al alto joven, el cual lo esperaba con calma, haciendo que RyeoWook se
enfureciera mucho más.─ ¿Por qué no
respondes mis llamadas?─ Lo fulminó con la mirada, su rostro angelical se
notaba cansado, serio, triste, desilusionado. ChangMin por su parte, lo
observaba atentamente, sin querer perder detalles de su expresión,
completamente enfurecida pero a su vez sensual, ladeo su cabeza, intentando
alejar los pensamientos que gobernaban su mente, su hyung le pedía una
explicación, explicación que le daría, a su manera.
Kim estiró su zurda, buscando palpar el atractivo
cuerpo del chico más alto, añorando tocarlo nuevamente, sentir la piel ajena
pegada a su tacto una vez más. Se
detuvo, a escasos milímetros de su camisa celeste, sintiendo sus ojos
humedecerse al no haber alcanzado su objetivo, sintiéndose un completo cobarde
al no conseguir su meta. No podía tocarlo, sabía que si sus dedos llegaban a
posarse en la perfecta piel ajena, la estúpida sonrisa altanera que tanto le
molestaba del menor, no demoraría en aparecer.
Observar aquel frágil cuerpo convulsionar delante
suyo no ayudaba para nada, sus hombros se movían levemente al mismo tiempo que
las manos del más bajo se hacían puños, apretando sus prendas superiores entre
sus dedos con fuerza, buscando una reacción que no obtuvo desde un comienzo.
Los constantes sollozos que escapaban de los belfos ajenos, logrando que su
cuerpo reaccionara de una manera algo extraña, la manera en que el mayor
conseguía todo lo que quería le causaba algo de envidia, enojo, él solo buscaba
hacerse el inocente, dejarlo como un culpable frente a los demás. Para todo
existían límites y él, se había asegurado de dejarle en claro al mayor que su
paciencia se había agotado, pero al más bajito no parecía importarle
aquello, él seguía jugando con fuego,
desafiándolo de una manera única y peligrosa.
Sus extremidades no tardaron en apresar las
contrarias, aquellas muñecas excesivamente delgadas, tanto así que podría
confundirlas con unas femeninas, fueron capturadas por sus manos, sujetándolas
con fuerza por sobre la pequeña cabeza del mayor, dejando a un RyeoWook
completamente inmovilizado y sorprendido contra la fría pared de concreto. Max
se dedicó a observarlo unos segundos que, aunque fueron breves, pudieron
analizarlo tan profundamente, le mayor tenía algo que lo volvía completamente
loco. Las lágrimas corrían por los pómulos ahora pálidos y delgados del más bajo; ChangMin estaba
completamente seguro de que sus mejillas pronto estarían sonrojadas, puesto que
él mismo se encargaría de ponerlas rojas y Shim ChangMin era un hombre con
honor que cumplía sus promesas.
El castaño pudo sentir su miembro palpitar ante la
imagen que veía; Kim aparentaba ser frágil, indefenso; se observaba asustado,
pero no era así, lo conocía bastante bien como para apostar por ello, llevaban
años de relación, por lo que, sabía de antemano que aquella inocente apariencia
era simplemente una máscara, una singular faceta creada por él para obtener
beneficios. El mayor era un mentiroso hábil, un verdadero genio en el arte del
engaño, un hombre sin escrúpulos que
hacía lo necesario para obtener su objetivo, aunque debiese jugar sucio en el
intento, Kim RyeoWook era todo un jugador. En simples palabras era un artista
completo, no aquel buen chico que todos conocían, sino que un perfecto actor. Le
sorprendía el hecho que la compañía no lo incluyera en algún drama o película,
ya que si RyeoWook se lo proponía, podría ganar un Oscar por mejor actor o
algún otro reconocimiento de prestigio. Pero había algo que RyeoWook no podía
ocultar, le enorgullecía ser el único que podía apreciar aquello, Kim no observaba
el brillo que emanaban sus pupilas, Kim
no escuchaba el sonido de su respiración agitada, producido por la cercanía que
mantenían de ambos, Kim no podía escoder las ansías que lo envolvían al estar
en una posición tan íntima, RyeoWook no sabía disimular su deseo y eso lo hacía
sonreír. Su sonrisa era ladina, traviesa que alumbraba sus gruesos labios y
que, al mismo tiempo, se encargaba de poner más nervioso al mayor de lo que
estaba. Definitivamente su hyung era todo un hombre ingenuo, un MUY BUEN
hombre.
─ Sabía que
vendrías hyung, dime ¿Por qué tardaste tanto?─ La pregunta quedó en el
aire, puesto que el más alto no tardó en acercarse, cortando las distancias que
los separaban, atrapando casi de inmediato aquellos delgados labios del de más
edad. RyeoWook, quién había abierto la boca para exigir que lo soltase, no pudo
evitar aquel beso, asombrado de la acción del menor, queriendo alejarse del
musculoso cuerpo de una sola vez para aclarar todo. Pero ChangMin astutamente
no lo dejaba, haciendo que su lengua degustara de la cavidad bucal de su hyung,
recorriendo hasta los más recónditos lugares de esta, dejando que su húmedo
músculo jugará e incitará al mayor, iniciando una pelea entre ambas lenguas, en
la cual, ganaba aquel que conseguía lo que quería primero. Conocía el cuerpo de
aquel, quién hasta ayer era su pareja, los sitios que con solo rozarlos hacían gritara de
placer, pidiendo más, dejándose llevar hasta conseguir explotar en su abdomen o
sobre alguna superficie y no dudaría en aprovecharse de eso.
Max introdujo su pierna derecha entre las
adversas, haciendo presión en aquella delicada zona, rozando con descaro su
pene al mismo tiempo que se separaba en búsqueda del estúpido y necesario
oxígeno, sonriendo al observar un delgado hilo de saliva que mantenía unidas,
de alguna forma, ambas bocas. Las mejillas del mayor eran un poema, se
encontraban ardiendo, aquello causo que el orgullo lo dominara y envolviera por
completo, al haber cumplido su objetivo que se había impuesto en un solo
intento. La punta de su nariz se paseaba con libertad por el cuello ajeno,
subiendo con suma lentitud por aquella suave piel, llegando al lóbulo de
RyeoWook, atrapando este último entre sus dientes, jalando aquel con algo de
fuerza. ─ Así que D.O. ─Murmuro
gravemente el menor, aplastando el delgado cuerpo contra el concreto,
introduciendo su mano bajo las prendas superiores del conocido jirafo,
dedicándose a escuchar la respiración acelerada de este.
RyeoWook sintió que se derretía, el tono de voz
con que el menor le hablaba lograba que sus hormonas se alborotaran, más aún si
es que sonaba así de exigente, demandante, celoso. Su dongsaeng era un
celópata, cada vez que poseía alguna actividad con Super Junior terminaba con
alguna pelea con Max. La primera y muchas de las veces que siguieron tuvo por
blanco a YeSung, luego KyuHyun, KangIn, SiWon, SungMin, DongHae, EunHyuk, HenRy
, HeeChul o algún dongsaeng de ZE:A, ahora era D.O quién, al parecer,
atormentaba los pensamientos del más alto. Le sorprendía, jamás había llegado
hasta los extremos de terminarlo ¡Menos en público!
─Te estas
comportando como toda una putita, hyung.─ Por alguna razón no le molestaron
ni sorprendían aquellas palabras, tal vez el hecho de que sus ojos no podían
despegarse de los carnosos labios que el menor poseía, RyeoWook se encontraba
completamente hipnotizado en los sensuales y lentos, según él, movimientos que
los belfos de ChangMin realizaban al hablarle; una de las manos del menor se
encargaba de jalar con fuerza sus cabellos negros, manteniendo su cabeza en
levantada, dejando que el más alto degustara el sabor de su piel, Max se
empeñaba en morder su cuello con fuerza, buscando marcarlo una y mil veces,
provocándolo; la rodilla ajena se paseaba con completa libertad por su
entrepierna, sin dejar de moverse en ningún momento, logrando que de los belfos
del jirafo solo lograran escapar suspiros.─ Te
estas volviendo una zorra RyeoWook, una perra viciosa.─ La sonrisa ladina
del menor captó la atención del suju en aquel momento, conocía aquel tipo de
sonrisa, las cuales significaban que nada bueno se acercaba. En su vida se
había sentido tan intimidado por su dongsaeng, podía apostarlo.─ Una puta Wookie, MI puta.
RyeoWook gritó en el momento que los dedos de
ChangMin alcanzaron su duro botón, jalando de este con fuerza. Clamó asustado,
suplicándole al menor entre jadeos que dejara de hacer eso, ya que si seguía
así no podría ocultar la erección que comenzaba a nacer dentro de su pantalón.
Para ChangMin aquello no fue más que una autorización, permitiéndole seguir
tirando de aquellas protuberancias cafés, diminutas y calientes que el más bajo
poseía, autorizándolo a destrozar todas las prendas que le impedían ver el
cuerpo hermoso que su hyung poseía, logrando que telas cayeran en pedazos,
dejando un piso adornado en amarillo, marrón y blanco, rodeando ambos cuerpos
mudos, los cuales mantenían una batalla silenciosa, pero a la vez única y
fuerte.
No tuvo que pasar mucho tiempo para que los dedos
de ChangMin fueran reemplazados por los gruesos labios rojos, los cuales
decidieron seguir el trabajo inconcluso que los traviesos falanges había
dejado. Las succiones se hicieron presentes, el apetito del dios era
incalculable, los dientes rozaban la sensible piel una y otra vez, desesperando
a su pobre víctima quién se removía inquieto entre sus brazos. Podía sentir la
excitación del más bajo frotarse contra su pierna, el mayor comenzaba a
cooperar, Max sabía que no era difícil hacer que Wook se rindiera, al menos
para él. Ryeo, mientras tanto, luchaba por seguir resistiéndose, sin embargo su
cuerpo lo traicionaba, cada lugar era tocado generaba una reacción en su ser,
el menor quería llevarlo al límite, pero no lo dejaría. Su espalda se arqueaba
tanto como su flexibilidad se lo permitía, preso en un cuerpo traidor, una
mente sorda ante sus peticiones y un corazón traicionero, que lo golpeaba con
fuerza en cada rápido latido.
Gimió, un gemido se escapó de entre sus
carnosidades en el momento que los dientes del menor lo mordieron nuevamente,
para ese entonces Wookie junior ya se encontraba despierto, visible y encerrado
entre ambos cuerpos. Se maldijo internamente, era tan débil ante él, tan
malditamente vulnerable que se sentía estúpido. Era como los demás, un imbécil
que caía rendido a los pies de Shim, del cruel y despiadado Shim ChangMin que
jugaba con su cuerpo como deseaba y cuando quería, sin impedimentos. Pero, a
diferencia de los otros, Ryeo también podía desesperar al menor y, sabía muy
bien cómo lograrlo.
Las manos inquietas de ChangMin apretaron con
fuerza los glúteos ajenos, las prendas inferiores de RyeoWook le estorbaban en
demasía, pero aún no llegaba el momento de destruirlas. Empujó su cuerpo contra
el del más bajo nuevamente; lentamente, las piernas del mayor rodearon su cintura delgada; sus manos,
aquellos famosos, delgados y largos dedos se entrelazaron en sus castaños y
algo largos cabellos, la victoria del dios era obvia, nuevamente había logrado
que la cordura de Ryeo se marchara, mandando a la mierda su propia prudencia,
aquel debate mental que luchaba intensamente se detuvo en el momento que volvió
a apoderarse de los rojos y adictivos labios.
Kim RyeoWook no era un ángel, a pesar de que
algunos vivieran engañados por su bello rostro, ni siquiera se acercaba a como
las fans de Super Junior o diversos grupos lo retrataban. Aquel inocente, puro,
sumiso y “virginal” chico, ChangMin podía reírse a carcajadas de eso último
¿Cuántas veces había follado con el mayor? Experimentación, aquella era la definición
más correcta para definir su relación. Tantas asombrosas experiencias nuevas al
poseer o ser poseído por el de voz más aguda. ¿Cuántas veces RyeoWook había
intimado con su persona? Ya que, si bien el eternal había sido el único hombre
con el cual ChangMin había mantenido relaciones sexuales, la situación para él
era completamente diferente: impuro desde mucho antes de ganarse un lugar en la
compañía; precoz, promiscuo, directo, sin escrúpulos, aun recordaba las
incontables veces que lo arrinconaba sobre el escenario, en pleno SMTOWN
diciéndole “muero por chupártela” o algo parecido, sin temor alguno de que sus
declaraciones se escucharan por medio del micrófono encendido que llevaba cerca
de sus labios ¿Cuántas veces lo había tocado en medio de las canciones
compartidas? Kim RyeoWook no tenía pudor, no le importaba ocultar lo obvio, tal
vez la necesidad del mayor por ser sincero consigo mismo y con aquellos que lo
rodeaban, una franqueza desbordante que inundaba al más bajo era la razón por
la que Max le profesaba amor, quizás ese era el motivo de sus celos. RyeoWook
era único, era su hombre, completamente SUYO y, no estaba dispuesto a soltarlo,
aunque lo hubiera terminado delante de todos. Esta era su manera de pedirle
disculpas, como a su vez, la forma de enseñarle que debía respetar a su dueño,
que los jueguitos con las demás personas debían acabar, porque si volvía a
hacerlo, el castigo sería peor que lo que ocurriría hoy.
Los labios del menor se separaron entonces del
cuerpo del más bajo, la necesidad del oxígeno se hacía presente nuevamente,
dejando a dos hombres jadeantes, observándose, necesitados del otro. Fue
entonces que Kim RyeoWook tomó una decisión, quiso bajarse del cuerpo ajeno,
empujando al menor contra la pared adversa de aquel pasillo, obteniendo un
mayor espacio, aquel que le permitió moverse mejor, por supuesto, para provocar
al contrario.
Los pantalones caían por sus caderas, las que
meneaba con lentitud ¿En qué momento ChangMin le quitó el cinturón? ¡Y una
mierda! Nada importaba ahora, menos cuando aquellos lujuriosos y algo dilatados
ojos se clavaban en su culo redondo mientras caminaba con lentitud hacia la ya
conocida sala.
─Eres
un hijo de puta Shim ChangMin─ Murmuró el más bajo en el momento que sintió
como es que el brazo derecho del menor rodeaba su delgada y perfecta cintura,
buscando apresarlo otra vez.─…Me
asustaste bastardo, por tú culpa…─ Dio media vuelta cuando ambos cuerpos
quedaron frente a aquel sillón rojo, sus dedos acariciaban con vehemencia el
lampiño pecho bajo aquella ajustada camisa de tela azul, la cual no tardó en
desabotonar, queriendo que ambos cuerpos quedaran en las mismas condiciones.
Sus delgados labios se paseaban con habilidad por la marcada clavícula morena,
al mismo tiempo que se encargaba de que aquella prenda delgada se deslizara por
los fuertes y marcados brazos ajenos.─…SooMan
quería partirme el culo─ Confesó, empujando nuevamente para dejarlo
arrinconado. Ahora era él quien mandaba. Se vengaría, desahogaría toda aquella
rabia y desesperación que el menor le hizo sentir con su cuerpo. Lo
haría sangrar.
Los besos no tardaron en llegar, el
sonido que provocaban los blancos dientes al chocar quedaba completamente en el
olvido cuando ambas lenguas comenzaron a jugar en la boca del más alto, danzando,
buscando explorar por completo la cavidad del dios que tenía bajo su cuerpo.
Kim RyeoWook sobre Shim ChangMin, sentado a horcajadas con el pantalón
bajo la rodilla, estorbando. Ambos
pechos desnudos se rozaban, chocaban constantemente, las manos del pianista se
perdían bajo las prendas inferiores del menor, mientras que el maknae jugaba
con una de sus partes favoritas del cuerpo delgado del eternal, los erectos y
pequeños botones café que lo llamaban constantemente─ SooMan sabe que tú culo me pertenece hyung─ El mayor cabalgaba
sobre su cuerpo, provocando a la hombría del orejón, generando un constante y
exquisito roce entre ambos cuerpos, aún con las molestas prendas, apresando el
erecto miembro del menor con su trasero.─ Él
sabe Ryeo, él único que puede tocar ese perfecto culo soy yo. Tú culo es mío
hyung.
El más alto lo empujó, haciendo que
la figura del más pequeño cayera sobre el rojo sofá, sin separarse de los
deliciosos labios ajenos. Sus manos se dirigieron más al sur, terminando con la
vida de todas las prendas que intentaban cubrir el excitado cuerpo. Wook jadeo,
los bruscos toques del menor solo lograban
calentarlo más, no sabía que aquello era posible. Jalo el cabello del
castaño, obligándolo a bajar la cabeza, no obstante, el maknae decidió tomarse
su tiempo en aquello, degustando el sabor que la piel perlada le ofrecía, aquel
gusto único que solamente podía darse cuando estaba con su hyung.
Tal vez RyeoWook no tenía tantas
curvas como aquellas personas que solían ofrecerse, aquellos imbéciles que
hacían lo posible por estar en su cama una noche, sin embargo, el mayor poseía
algo que lo hacía adicto a su cuerpo, ese encanto natural que lo único que
lograba era desearlo, poseerlo, tocarlo. RyeoWook era malo, no conforme con
eso, Choikang tenía que observarlo abrazado con otros, restregando su cuerpo
con los hyungs de Super Junior o Henry, dongsaengs o las chicas, tenía que
aguantarse las ganas de gritarle al mundo que el jirafo tenía dueño, uno que no
lo soltaría jamás.
Fue con esos pensamientos que
ChangMin se apartó, terminando de bajar las estorbosas prendas, el cuerpo
desnudo de RyeoWook se mostraba en todo su esplendor, brillaba sobre aquel
sofá, tentando a un simple mortal que no podía resistirse a tanta seducción. Su
mano tocó la erecta hombría, apretando el duro eje mientras lo masturbaba con
lentitud, su sonrisa no desapareció jamás, feliz de poder tener al mayor en su
sala, solo para él. Pero debía castigarlo, sus constantes insinuaciones a otras
personas terminarían el día de hoy.
Se sentó como pudo sobre aquel rojo
sillón, sus fuertes brazos jalaron el cuerpo ajeno, dejando a RyeoWook sobre
sus piernas, con el culo alzado y las manos sujetas sobre su espalda baja.
ChangMin estiró su mano, no le fue difícil alcanzar su camisa celeste. Kim, por
su parte, lo miraba extrañado, sin comprender las acciones contrarias, eso
hasta que sus muñecas estuvieron capturadas, apresadas por la prenda ajena,
completamente inmovilizadas, esposadas por un firme nudo de marinero. ─ Has sido un mal hyung─ Su mano cayó con
fuerza en el trasero ajeno, dejando el cuero con un tono rojizo. ─ Quiero mi recompensa.
El sonido que provocaba aquel
choque de pieles se escuchaba por toda
la sala, el ardor que nacía en sus glúteos recorría su cuerpo, llegando hasta
su entrepierna erecta, haciendo que de su glande cayeran gotas mientras los
azotes eran dados. ChangMin lo castigaba cual niño pequeño. Kim quería
reclamar, su cuerpo se removía, sus nalgas rebotaban con cada golpe dado, el
calor aumentaba. Mordió su comisura inferior, intentando inútilmente mantener
los quejidos en sus labios, los agudos gemidos que, podía apostar, eran música
para las enormes orejas contrarias.
RyeoWook fue obligado a ponerse de
pie, de frente al hombre alto, quién paseaba su diestra por su eje endurecido,
aún bajo las prendas. Podía sentir la mirada pervertida de su ex pareja en su
cuerpo, el ardor de sus muñecas con cada movimiento realizado en búsqueda de su
liberación, el calor en su trasero
producto de los golpes anteriormente dados, la desesperación de su miembro por
ser tocado.─ Minnie~ah─ Lo provocó,
pasando su lengua con lentitud por sus labios al mismo tiempo que sus rodillas
tocaban el piso, sus piernas se separaron, su boca estaba abierta a la altura
de la cadera contraria, dejando que la sin músculo se paseara con agilidad por
sobre el bóxer ajeno, marcando aquel visible miembro sobre la ropa. La diestra
de Choikang se interpuso entre ambos cuerpos, el olor varonil que emanaba esta
volvía loco a Wook, quién no tardó en introducir en su cavidad cada uno de los
dedos ofrecidos lentamente, dejándolos húmedos con su caliente saliva. Shim no
tuvo que esperar mucho, cuando retiro la mano los dientes ajenos buscaron la manera de llegar al elástico de
sus interiores, bajando aquellos con lentitud, recibiendo su premio al haber
resistido las palmadas.
El eternal aspiró, sintiendo el olor
a excitación, el olor a placer que emanaba aquel enorme pene, miembro que lo
entretendría bastante. Una sonrisa apareció en los delgados labios, dejando un
pequeño beso en el glande, antes de que su traviesa lengua degustara la piel
ajena, bajando con dedicación hasta los testículos ajenos, procurando marcar
cada una de las sobresalientes venas que destacaban del miembro contrario.
Envolvió los testículos con su lengua,
introduciéndolos a su boca, apresándolos en sus mejillas, succionando con
fuerza antes de volver a subir con lentitud hacia la punta del falo, volviendo
a repetir las acciones un par de veces. Sus ojos castaños estaban fijos en los
del maknae cuando sus labios rodearon la caliente longitud, comenzando a
descender, queriendo mantener gran parte de aquella carne dentro de sus belfos.
ChangMin estiró su cuello, ambas
manos se apoyaron en la cabeza del adorable chico en el momento que comenzó
aquel trabajo, lo dejaría imponer su lento ritmo unos segundos, segundos que le
parecieron eternos, como él. Choikang movió sus caderas levemente antes de
cargar el rostro del mayor contra su cuerpo, jalando de su pelo para
facilitarle el trabajo, follando su boca tal y como deseaba hacerlo desde hace
que entró a su departamento aquella tarde. El sonido de las succiones era
embriagante, Shim sintió que podría morir así, sintiendo al mayor satisfacerlo
como solo él sabía, recibiendo aquel placer único mientras escuchaba aquel
agradable sonido que causaban las succiones, definitivamente, era un hombre
feliz, pleno que disfrutaba la vida.
RyeoWook separó su rostro de la
hombría ajena en el momento que sintió como es que su cabello fue tirado con
fuerza, sus labios estaban hinchados, rojos y entreabiertos, sus mejillas
completamente sonrojadas y su respiración volvía a ser agitada. El menor puso
las manos bajo sus axilas, levantándolo del piso para sentarlo sobre él, Kim
separó las piernas, dejando su trasero en alto, buscando la posición perfecta
para ser embestido, queriendo sentir al miembro ajeno dentro suyo lo más pronto
posible.
El pene de Shim ingresó de una vez a
su cuerpo, abriéndose paso en su interior de una sola vez, el jirafo gruñó, a
pesar de estar acostumbrado a ser embestido por el menor, su enorme miembro
seguía haciéndole daño en un comienzo, no obstante, era impaciente, no tardó en
comenzar a cabalgar, siendo ayudado por el alto en todo momento.
Los sonidos que las pieles generaban
al chocar eran únicos, pero ambos cuerpos no lo sentían, sus mentes divagaban
en el placer que obtenían al estar nuevamente unidos. Los movimientos eran cada
vez más veloces y la temperatura más caliente. Un gemido gutural escapó de los
labios de Ryeo cuando su punto G fue encontrado. Shim apretó su trasero,
separando sus glúteos para poder ingresar más profundamente en su interior.
Suspiros eran escuchados, gemidos
ahogados provocados por las manos del eternal sujetando los hombros de Max,
apoyándose en el cuerpo adverso, intentando aumentar el ritmo desenfrenado de
las penetraciones. Choikang, cerraba sus ojos, enterrando las uñas en la piel
del jirafo, sintiendo como es que las pequeñas gotas de sangre tibia se mezclaban
con se propio sudor. Nalgueo el culo redondo cuando RyeoWook mordió con fuerza
la piel de su cuello, sintiendo como es que sus dientes perforaban su piel y la
jalando esta misma intentando acallar sus agudos gemidos.
Wookie meneaba sus caderas,
moviéndolas de un lado a otro para apretar aún más el miembro contrario,
murmurando entre mordidas frases incomprensibles debido a la satisfacción que
sentía al ser embestido, al montar a ChangMin. Sintió sus piernas flaquear por
los movimientos realizados, pero no se detuvo, no hasta que fue levantado por
el reno, quién se incorporó sin salir de su interior, llevándolo hasta la mesa,
a unos cuantos metros.
RyeoWook rodeo el cuello con ambos
brazos, sus piernas se mantenían alrededor de sus caderas, juntó sus labios con
las carnosidades contrarias, generando un contacto fogoso entre ambas lenguas,
gimiendo dentro de aquel beso fabuloso del cual era participe.
ChangMin estiró su brazo sobre la
superficie, arrojando todos aquellos objetos que se mantenían sobre esta al
suelo, empujando a su hyung sobre la mesa cuando esta estuvo despejada. Kim
abrió nuevamente sus piernas, Max tomó ambos tobillos y los levantó, se
aprovechaba de la excesiva flexibilidad ajena, abriendo casi por completo las
piernas del contrario mientras lo observaba, al mismo tiempo que su glande
rozaba la abierta entrada con una sonrisa.─ ¿Qué
sucede hyung? ¿Ya estás cansado?
─
V-vete a la mierda…─ Tan
fino que era su hyung, ChangMin podría haber reído de aquella frase, sin
embargo, no lo hizo. Enterró su hombría hasta el fondo de una sola vez,
haciendo gritar al delgado Kim, quién arqueaba su espalda, su nuca apoyada en
la superficie, gimiendo, demostrando su placer con sus agudos gritos que, de seguro,
se escuchaban en todo el piso. Kim cerró los ojos en el momento que las manos
de Max soltaron sus tobillos para viajar hacia el resto de su cuerpo. La zurda
del más alto se encargaba de pellizcar sus erectas tetillas mientras que la
diestra se encontraba en el miembro erecto y goteante que se movía por cada
penetración recibida. RyeoWook sintió que moriría.
─ Fuck me…─Los sonidos de ambos cuerpos, los testículos ajenos
chocando constantemente con el redondo trasero, la posición deliciosa, que
curvaba levemente al gran miembro que se enterraba en su interior, solo
detonaban más gritos. Con las manos afirmando las orillas de la mesa, Wookie se
sostenía como podía, intentando resistir aquello, sintiendo como gotas de sudor
caían por su piel, manchando el mueble bajo suyo, que se movía con cada nueva
penetración dada.─ …Y-ya estoy ¡Oh~
mierda! ¡Ahí de nuevo!
Era un dongsaeng obediente, quién
sentía cada vez más estrecho al mayor, el cual apretaba su entrada
constantemente. Sus uñas rasguñaban aquel miembro que masturbaba, pudiendo
notar como es que le líquido blanco comenzaba a salir de a gotas, pero se
escapaba. ChangMin dejó de tocar su torso, apoyando una de sus manos, sacando
su miembro por completo para luego volver a adentrarlo con brusquedad, haciendo
que RyeoWook arañara lo que se encontraba a su alcance, mordiendo su belfo
inferior.
En momentos como este no habían romanticismos,
no existían las caricias, simplemente eran penetraciones, cuerpo quemándose y
haciendo arder todo lo que se encontraba a su alrededor.
Entonces ocurrió, el líquido blanco
comenzó a escapar, largos y potentes chorros de esperma blanca bañaron el
vientre bajo del maknae, haciendo que RyeoWook viera estrellas, logrando que su
entrada se apretara mucho más en el proceso, para que, en unos pocos vaivenes más,
Choikang siguiera su ejemplo, arqueando su espalda cuando su leche le inundó el
culo al más bajo, con los dedos de los pies estirados y los ojos en blanco,
disfrutando del sonido que realizaba la respiración agitada del cantante.
Shim abrazó entonces el cuerpo del
mayor, quién se reincorporaba lentamente, con una sonrisa boba en sus labios,
rodeando los hombros ajenos mientras que su dongsaeng se recuperaba de aquel
potente orgasmo, aún con su miembro enterrado.─ Vamos a la cama ─Murmuró el eternal, acariciando los castaños y
sudados cabellos, por hoy no importaba nada más, por hoy no quería
explicaciones, no las necesitaba. Simplemente añoraba sentirse querido, amado
entre los brazos del menor por la eternidad, si es que era posible.
Choikang salió con lentitud del
cuerpo delgado, dejando cortos besos en su rostro mientras lo ayudaba a
incorporarse, tomando su adolorida cintura mientras lo llevaba a la cama, se sentía
cansado, el estrés provocado por la preocupación de su hoobae se había acabado
cuando lo vio ingresar al departamento, ya no importaba nada más que estar
junto a él, no lo soltaría más, nunca más.
…
…
─Escuche que Lee SooMan los mandó a llamar ¿Qué quería el viejo de mierda? Ryeowook, te juro que si el anciano te quiere echar del grupo yo mismo lo demando por negarme el alimento.
─HeeChul
hyung, no debería decir eso, puede que lo estén escuchando─ SungMin
hablo, observando los espejos mientras recargaba su nuca en el hombro de
KangIn.─ Por cierto Wookie, apareció el
orejón ese ¿Dónde mierda está metido? ¡¿Y dónde está KyuHyun?! Si el muy idiota
esta con Max ahora los golpearé a los dos.
─Minnie
hyung no es necesario─ Un RyeoWook bastante sonrojado intentaba ocultar
su mirada bajo el flequillo.─…Volvimos.
Silencio, nada pudo escucharse en la
sala de ensayos ¡Incluso ShingDong dejo de bailar en ese momento! Acercándose
al eternal, formando un semicírculo para concentrarse en las palabras de su
dongsaeng.
─Definitivamente,
no te entiendo Ryeo, es decir ¡Después de todo lo que te hizo…!
─Déjalo
DongHae, es un puto masoquista─ Interrumpió EunHyuk con la mirada fija
en el sonrojado, justo en el momento que KyuHyun, YunHo y ChangMin ingresaban a
la habitación.
─Ya
me puedes decir ¿De qué va todo esto? ¡Estaba hablando con JaeJoong! Tú sabes cómo
se pone cuando le corto el teléfono ChangMin. Esto no quedará así.
Los dos chicos sonrieron, ampliando
el espacio para que todos pudieran estar escuchar aquello. Max se acercó al
eternal, dejando un beso en su mejilla mientras el mayor comenzaba a hablar,
contándole la conversación que ambos habían mantenido con los ejecutivos de la
compañía.
─…Y
entonces decidieron que podíamos vivir juntos ¡Al fin hyung! …Pero no sonrían
tanto, no dejaré esa habitación todavía… ¡Ya! ¡Kim HeeChul!
…
…
─Y entonces ¿Te irás al servicio militar babyhyung?─ Preguntaba Max acariciando el cabello negro del mayor, quién reposaba en su pecho.
─Eso dijo SooMan
─ ¡Pero hyung…!─ Intentaba
debatir el más alto.
─Shh~ eres muy ruidoso Minnie~ah─ Sonrió
de lado Ryeo, estirando su cuello para dejar un pequeño beso en sus comisuras.─
Le dije que se podía ir a la mierda.