lunes, 23 de junio de 2014

Stolen Kiss



Kim RyeoWook corrió por los pasillos, todo era oscuro, apestaba a humedad y se sentía completamente solo. Lo quería, lo necesitaba, pero sabía que no podía llegar a verlo si es que no pasaba por aquel túnel, necesitaba llegar, deseaba entregarle aquello que desde hace tiempo había reservado solamente para él. Iba tarde, su mochila tambaleaba con cada zancada que sus fuertes piernas daban y, aunque aquello le incomodaba, no podía detenerse. Era tarde, muy tarde.

Apoyó las manos en sus rodillas, dándose unos segundos para tomar un poco de aire antes de ingresar a la estación. Sentía calor aunque estuviera a punto de nevar, el ejercicio hacia su efecto. Ryeo sonrió, sacando de su mochila los audífonos negros que él le había dado hace ya un par de meses, uno de sus mayores tesoros.

Kim contaba los segundos, las canciones no le estaban ayudando, se encontraba inquieto y deseaba que el mayor no fuera puntual esta vez, pero JongWoon siempre había sido un chico ejemplar. Era su culpa, su madre le había obligado a ir de compras en la mañana y se despreocupó, para cuando llegó a casa apenas tuvo tiempo de arreglarse y abrigarse.

RyeoWook dejo su mochila estampada con jirafas en el suelo, apoyándose en una esquina del vagón, recordando. Conocía a JongWoon desde pequeño, hace unos 13 años más o menos, en ese entonces ambos iban a jardín de infantes. No recordaba con exactitud cómo es que el mayor era de niño, puesto que era muy pequeño en ese entonces, 3 y 6 años para ser exactos, pero sabía que era guapo, según su madre, no paraba de repetirlo cuando llegaba a casa.

Sonrió, YeSung siempre había sido apuesto, aunque jamás le había gustado como es que los demás lo miraban. RyeoWook cerró sus ojos, una risa escapó de sus labios en el momento que recordaba a esa tonta de TaeYeon completamente mojada, le había tirado agua con la manguera de la escuela solo porque había esparcido el rumor de que su hyung era un pervertido.

Tantos recuerdos lo invadían en ese momento, pero el “pequeño jirafo”, como le decían sus amigos de cariño, sentía que era mejor así, puesto que el tiempo se pasaba más rápido. Las letras de ‘SUPER JUNIOR’ le llegaban, comenzaría a escuchar mucho más a ese grupo, definitivamente, recordar su infancia con su hyung era grato.

La primera vez que vio las tortugas de Jongwoon le parecieron bonitas, sin embargo, cuando viendo un documental de animales se enteró de que podía perder un dedo si lo mordían se preocupó. Recuerda haber llamado todas las noches a casa de su amigo solamente para asegurarse de que el mayor mantenía sus veinte dedos en su lugar. No toco a Ddangkoma por más de dos meses, por más que el mayor le insistía, él amaba tocar el piano y no se arriesgaría. Sin embargo, en ese tiempo descubrió lo especiales que eran esos animales para el mayor. Las tortugas se convirtieron en sus enemigas, si antes les temía ahora las envidiaba, Wookie quería ser igual de importante para el mayor que sus ‘hijas’, hijas que han crecido considerablemente este tiempo, las que ahora son sus herederas oficiales, puesto que JongWoon las convirtió en su prole.

El recorrido era largo y tantos minutos con los ojos cerrados comenzaron a pasarle la cuenta, Morfeo quería reclamarlo y había colocado baladas en su lista de reproducción para relajarlo. Su respiración se hizo pausada, la temperatura dentro del vagón era demasiado agradable, estaba relajado, definitivamente se dormiría pronto. Sin embargo la vida tiene sucesos inesperados.

Kim RyeoWook sintió como es que su bufanda era bajada, al comienzo creyó que era parte de algún sueño o fantasía, no obstante, cuando unos labios se posaron sobre los propios supo que era la realidad, la dura realidad que ahora lo golpeaba de frente. Para cuando abrió los ojos solo pudo distinguir una silueta delgada correr hacia el comienzo del tren, unos jeans y una chaqueta negra.

Se quedó allí, quieto, sus ojos se llenaron de agua salada ¿De qué le había servido guardar su primer beso para su hyung si alguien se lo acababa de robar? ¿Qué le entregaría ahora? Miro en dirección a sus zapatos preocupado, le había dicho que le entregaría algo muy importante y ya no podría hacerlo. Fue entonces cuando el enojo se hizo presente, su delgado cuerpo tembló, levantó su zurda y secó aquellas lágrimas que amenazaban con escapar. Lo encontraría.

Camina decidido, observando fijamente, analizando a todo aquel que lo rodea. No le importa nada más que encontrar al ladrón de su primer beso, incluso su cita pasa a segundo plano. Kim recorre con lentitud los vagones, tiene tiempo aún, le quedan veinte minutos de viaje aún.

Entonces lo ve allí, un chico castaño, mucho más alto que él, lleva jeans y un abrigo negro. Es él, se dice a sí mismo, el ladrón. Está junto a otro muchacho, de cabello castaño claro, el cual no para de repetir incoherencias, tal vez esta ebrio, un chico sobrio jamás se vestiría completamente de rosa. “KyuHyun, nos bajamos en la próxima” escucha, entonces decide que debe actuar ahora.

RyeoWook sujeta su mochila en su espalda y avanza con decisión, toma la muñeca del tal KyuHyun y hace que se voltee. ─ ¡Sinvergüenza, me has besado! ─El vagón guarda silencio y Kim siente las miradas sobre su espalda. El muchacho afectado lo mira con extrañeza.

¿Te has drogado renacuajo?

─ ¡No mientas! ¡Yo te vi! ─El acusado le hace unas señas para que baje la voz, sin embargo el pequeño jirafo no lo escucha y sigue gritando con fuerza.─ ¡Me besaste y saliste corriendo! ¡Pervertido!

─ ¡Él ha estado todo el tiempo conmigo! ─ Y ahora es Wookie quien parece el ebrio. No puede evitar resignarse y fruncir el ceño al notar como es que el chico rosado de trasero mutante, el cual acaba  de descubrir, jala de la mano al ladrón y salen del vagón, han llegado a su estación y el único y principal sospechoso ha desaparecido, pero Kim se ha propuesto seguir  buscando al culpable, sin embargo entra en pánico, debe bajarse en la próxima estación, ya no hay tiempo.

Camina nuevamente, esta vez más rápido, llegando hasta el último vagón cuando el tren comienza a detenerse, RyeoWook baja apenado, no ha podido encontrar al culpable y JongWoon de seguro lo está esperando desde hace ya veinte minutos. Un puchero se apodera de sus carnosidades cuando llega a la escalera que lo dejará en el lugar de encuentro.

Un brazo detiene a Wookie, quién caminaba cabizbajo hacia la salida, el jirafo abre los ojos sorprendido al observar cómo es que la chaqueta negra solo deja ver la pequeña mano de aquel sujeto. Su cuerpo es jalado hacia atrás y él desea gritar, sin embargo una mano llega a su mentón y lo levanta, pronto unos labios se encuentran sobre sus delgados belfos, Kim se pierde en esos ojos negros.

Su boca se abre y un áspero y húmedo músculo ingresa a su cavidad, invitando a su propia lengua a jugar con la intrusa. RyeoWook cierra los ojos y sus brazos rodean el cuello ajeno hasta que el oxígeno se hace necesario. Sonríe, porque frente a él, con chaqueta negra y jeans esta aquel amigo de infancia que tanto quiere, su novio desde hace un mes y medio, quién lo ha invitado al zoológico para que vean juntos al nuevo cachorro de jirafa. Es entonces que la satisfacción se apodera de su ser, cuando descubre que aquel ladrón que tanto persiguió hasta hace pocos minutos, no es más que el chico del cual está enamorado, Kim JongWoon, su YeSung.